10 may 2010

un ministro en su vejez



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el tiempo había pasado,
y una esquina latente,
en una silla mi mente,
vio blanco, el pelo pintado.
todo lo que había trazado,
en la vida , trabajé,
hoy arrugada se vé,
mi piel porque el destino,
envejece mi camino,
más mi carne y no mi fé.
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en ese cuarto, la vana,
mi estatura encogida,
dan los pasos con medida,
para ver por la ventana,
la brisa que engalana,
lleva un leve movimiento,
y ver pasando presiento,
los días y los segundo,
en los pasajes del mundo,
que late de sufrimiento.
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mis cabellos son testigo,
que solo espero al SEÑOR,
y soy el predicador,
sembrador de miles trigos,
en mi andar tuve enemigos,
por llevar el contemplado,
evangelio que fue dado,
como reverencia santa,
asi mi vida levanta,
al caido por pecado.
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yo no soy aquel certero,
legendario vocalista,
que llevaba a la lista,
al caido considero;
del egipto verdadero,
saque muchos ilustrados,
por apostatas golpeados,
en su vana religión,
más nace el corazón,
del trigo que he sembrado.
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ya mis pasos lentamente,
no soy el mismo de ayer,
pero en mi santo saber,
llevé la paz eficiente.
le prediqué a tanta gente,
que veo con ojos de amor,
aquel buen predicador,
que se mete a las campiñas,
haciendo crecer las viñas,
de misionero y pastor.
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poetachebonilla@hotmail.com

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