27 feb 2012

un MISMO ESPIRITU DE FÉ


Vamos a buscar todos en Romanos capítulo 15, verso 13. Dice:
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer…”
Repítalo conmigo: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer.”
Fíjate que en el viejo testamento era ‘en el obrar”. Tú tenías que obrar, tú tenías que esforzarte y ser bien valiente para alcanzar alguna bendición, jamás ibas a estar lleno de gozo. Por más que hicieras, no llegabas a gozo, y a paz, menos, porque la ley no le da paz a nadie.
Sin embargo, el apóstol Pablo dice aquí, que el Dios de esperanza os llene, no de alegría, porque la alegría es pasajera; pero dice aquí, os llene de todo gozo. Gozo es fruto del Espíritu. O sea, en tu interior, tú eres una persona muy completa. Todas las necesidades del ser humano, mundialmente hablando, están dentro de ellos, no está en Dios, ya Dios hizo que todo el bien esté en nuestro Espíritu.
Por eso una vez Jesucristo, en los días de su carne, le dijo a los apóstoles: “Mire, la carne para nada aprovecha,” (Juan 6:63). Como quien dice, en la carne es que ustedes hacen sacrificios, ceremonias, se abstienen de alimentos, prohibiciones, se untan ungüentos, aceiticos, todas esas cosas que se hacen para la carne. Pero Jesús dijo: Mira, la carne para nada aprovecha”, dando a entender que en el espíritu, en tu espíritu hay vida. Por eso, Iván canta, que cuando Jesús para ti es inaccesible, que no lo puedes ver, mírate por dentro que ahí hay un reino inconmovible.
El trabajo nuestro es cómo llegar a un vecino, a una persona y con delicadeza, sencillez y respeto, lograr penetrar por dentro de esa persona. Para entrar dentro de una persona, necesitas ser bien dócil; no puedes ser rudo, tienes que llevarlo poco a poco, hasta que tú le dices: -¿Sabía usted que con una sola ofrenda, cuando Jesucristo murió hizo su espíritu perfecto para siempre, (Hebreos 10:14)?
Es en el creer, el creer se manifiesta por la boca, no en lo que tú haces, sino es la mente y la boca. Cuando tú recibes algo en tu mente y lo pasas a tu boca, (2 Corintios 4:13).
El trabajo nuestro es llevar adentro, que se mire por dentro, porque si se mira por fuera, ahí hay todo tipo de debilidad, insuficiencia, porque por fuera tenemos tantas insuficiencias y nos decepcionamos con lo de afuera. Lo de afuera es lo que tiene a este mundo en turbulencia, pero adentro, si llevamos a la persona por dentro, hacemos nuestro trabajo.
La Samaritana tenía cinco maridos, y el que tenía, no era su marido, pero Jesús se le metió por dentro. Y, de momento, hubo una manifestación de gozo, porque por fuera había vergüenza, por fuera no había esperanza. ¿Qué puede esperar una mujer con cinco maridos? Cinco maridos tardan mucho en la vida de una mujer; dos años con uno, un año con otro, tres con otro, y ahí vienen muchos abusos, muchas cosas que lastiman la mente de esa mujer, hasta que su estima llega al piso, y no hay quien la ayude. ¿Qué fariseo podía ayudar a esa mujer en aquellos días? ¿Qué religión? Ninguna.
Pero apareció el que sabe meterse por dentro, y dijo: “Mujer, yo tengo un agua que si yo te doy de esa agua, tú vas a ser feliz. Se te va a acabar la sed”, y él logró hacer feliz a esa mujer.
Por eso, las religiones de hoy fracasan en sus propósitos, la religión decepciona, tú no vez que tú tienes que cumplir, y cumplir y cumplir y llenar ciertas demandas,  para ser aceptados delante de los ojos de los demás.
Pero, nosotros no estamos tratando con religión. ¿Tú sabes por qué?  Porque  nosotros hablamos cosas que vienen desde antes de la fundación del mundo,  donde no había religiones, nosotros estamos tratando con el interior tuyo. Y, entonces, es necesario que cada uno de nosotros lleguemos a creer, de tal forma que tengamos gozo y paz. Esa es la idea. Si tú tienes gozo, gozo y paz, tú pasas por cualquier circunstancia de esta vida y la pasas tranquilo.
Ahora, para eso hay que creer. Diga: CREER.
Entonces, para tú creer, tienes que confesar. Mira, CON FE, editar. Es una edición. Con fe sando. CON FE ANDO. ¡Hello! CON FE SANDO.
Ahora, la confesión de tu boca tiene tres manifestaciones: Está, primeramente, la información para que tú confieses, que es el logo, la letra. Una información que tú recibes, de que Dios necesita que tú creas, para que te llenes de gozo y paz.
Entonces, viene una información. Entonces, luego de esa información, viene una certeza. Tiene que haber certeza. De lo que tú vas a confesar tiene que haber certeza y convicción.
Por ejemplo, vamos a Hebreos capítulo 11, verso 1. Mira lo que es lo que es la fe. Dice: 
“Es, pues, la fe la certeza, de qué, de lo que se espera,                                           la convicción, de qué, de lo que no se ve.”
 La certeza que se espera la convicción de lo que no se ve.
Así que, lo primero es una información, una data como dice Rafael, data información. Recibes información: Dios dice. Dios dice. Dios lo dice, que él, en el creer, me puede llenar de gozo.
Tú sabes la gente que no tiene gozo en este país. No tienen gozo, porque lo que ellos poseen es alegría por lo que poseen. Entonces, lo que poseen les da cierta alegría, pero al no poseer, pues no tienen gozo. Ahora, si tú tienes gozo, aunque no poseas, estás lleno de gozo, te da una buena actitud.
Entonces, en el creer hay una información, luego viene la certeza y la convicción, la convicción de lo que no se ve. Entonces, tú vas a confesar. Tú vas a confesar lo que no se ve.
Luego, el tercer paso es audiencia angelical. Cuando los ángeles, en base a lo que tú confiesas, por medio de lo que está escrito, los ángeles dicen, -hay que darle audiencia a eso que esa persona está diciendo en la tierra. Vamos a respaldarlo. Vamos a traerle milagros prodigios y maravillas-. Ellos saben cómo hacer eso, porque este mundo está rodeado de ángeles. Lo dice la biblia: “No son todos estos espíritus ministradores a servicio de los herederos de la salvación”,  (Hebreos 1:14).
Entonces, nosotros tenemos ángeles, y ellos se meten donde tú los dejes. Ellos se meten en lo más mínimo.
Yo les estaba contando a los hermanos ayer en Tamarac, que en Guatemala se me hizo tarde, no pude llamar a la operadora para que me despertara a cierta hora, para no perder el vuelo de regreso a Miami, y entonces, no llevé el despertador mío, se me había quedado. Y, entonces, simplemente, me acosté y dije: -Ángeles, despiértenme, que no quiero perder el vuelo-; porque perder el vuelo es un día más sin familia, un día más de hotel, un día más de comidas de hotel y es aburrido, quedarse un día más, cuando tú ya estás programado a regresar cierto día. Y, entonces, como a eso de las 6 de la mañana, pues me dieron en el muslo, y me hicieron, (Golpe). Y, yo dije, -gracias, ángeles-. Ellos son hasta despertadores. (Aplausos)
Entonces, ellos se meten en todo. Naturalmente, hay unas reglas, tiene que haber algo escrito. Porque no puede ser, confesar cualquier antojo, tiene que haber algo que le de base a esa confesión.
Segunda carta a los Corintios capítulo 4, verso 13.   
Esto es una receta que te voy a dar para cambiar tu vida. Si esta es la primera vez que tú estás aquí, comenzaste bien. Tú sabes que en lo secular, tú tienes que decir: -¿Cuál es la primera lección? 
Entonces dicen: -Ah no, usted tiene que comenzar por allá y estudiar.
Aquí no, aquí tú llegas hoy, y esa es la primera lección, porque todo encaja, eventualmente todo va engranando. La primera lección es ésta, si te has perdido alguna por algún tiempo. Y esta receta, yo te garantizo que cambia vidas.
Mira, ésta es la vida mía. Yo llevo 33 años sin ir a un hospital, 33 años sin ir a un hospital. Yo no tomo medicina, yo no gasto en médicos, perdón, si hay algún médico presente. Pero, yo creo que algún médico se alegra de que uno no tenga gastar en medicinas. Yo vivo de lo que hablo. Yo con fe ando, confesando. Confesando.
No trabaja así, automático, porque los ángeles son personajes muy cuidadosos, que si tú le coges todo el dominio, imagínate, abusarías de ellos. Entonces, es como si, sí, y como que no. Dios los usa en una forma que, fíjate cómo trabaja eso, yo sé que ellos trabajan, pero yo nunca me doy cuenta cómo. Yo lo confieso. Ahora, cuando yo hago una suma a cierto tiempo, algo me dice: ¿Cómo tú lograste esto? Y, yo digo: -Oye, es verdad, fueron los ángeles-. Pero, ellos lo hacen de una forma que tú no te das cuenta, porque vas a tender a manipularlos, obviando responsabilidades tuyas. Imagínate, te tiras a un reposo eterno ahí, que no mueves ni un ojo.
Por ejemplo, yo no he hecho nada para que las naciones, para gobernar a 20 países. Yo comencé aquí en una radio, hablando y enviando: -Ángeles, abran puertas-, porque yo no he hecho más nada. Yo, simplemente, he hablado. Nosotros tenemos una clase de organización, que yo nunca la he llamado a reunión. Yo nunca he reclutado a nadie. Y, nosotros tenemos un personal en el internet, tenemos hombres que no mueven un dedo, a menos que yo les diga, -hazlo-. Mundialmente. Y, yo nunca se los he pedido. ¿Cómo es eso? Son los ángeles. (aplausos)
Esto ha crecido porque hay unos seres que no tienen cuerpo, ¡Hello! que les agrada lo que estamos haciendo, y lo que estamos diciendo, y ellos allá en sus reuniones, dicen, –hay que respaldar eso que él dice, porque está escrito-.  
Vamos a verlo, Segunda a Corintios 4:13. Lee porque es conveniente. Mira, dice:
“Pero teniendo el mismo espíritu de fe…”
¿Teniendo qué? “El mismo espíritu de fe”. La palabra espíritu, ¿está con mayúscula ahí? No. Dándote a entender qué, “teniendo la misma actitud, actitud de fe”. Pero, ¿cuál es la misma actitud de fe que Pablo está hablando aquí? La que Jesús de Nazaret, en los días de su carne, usaba esa actitud. Él detenía los vientos, él sanaba a los enfermos, él hacía milagros. Entonces, ese mismo espíritu, esa misma actitud, Pablo dice, teniendo el mismo espíritu de fe.
Ahora, oye la receta, porque ahí es donde está el poder tuyo. Mira:
“Teniendo el mismo espíritu de fe, conforme, a qué, ¿a tu antojo?,                          a lo que está escrito: Creí, por lo cual, qué,  hablé.
Nosotros también, qué, creemos, por lo cual, qué, también hablamos.”
¿Meditamos? Ten cuidado con las meditaciones, esa meditación trascendental, meditación yoga, meditación para elevarse uno, buscando una experiencia mística, que se te paren los pelos. Hay gente que le encanta eso, mira, tú sabes, eso es carne. Esos son antojos personales tuyos, que no llegan a ningún lado.
 Aquí, la receta del cielo, la receta del cielo para ti, para las naciones, para los que ven ese video por todas partes del mundo, donde miles, a través de esta plática están oyendo a Dios. ¿Cómo va a hablar Dios contigo, hoy? ¿Cómo va a hacerlo?  ¿Vas a ir a un monte por allá: -Dios mío, háblame? Él te va a decir: -Ve donde José Luis, que él te va a decir lo mismo, pero escrito.
Entonces, fíjate, “teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito”, la data. La data es lo que está escrito. ¿Verdad que sí? ¡Hello! Aquí no hay religión. A mí no me importa si eres católico, si eres espiritista, si eres palero, si eres Testigo de Jehová. Mira, el que se meta por ahí, no tiene de tener un parcho: –Soy de tal religión. El que se meta por ahí, los ángeles le contestan, porque éstas son leyes espirituales. (aplausos).
Esto es para bendecir a todo tipo de persona, a todo aquel que cree, a todo aquel que cree a lo que está escrito. Tú sabes que Dios no es mezquino. La biblia dice que Dios envía la lluvia sobe los injustos y sobre los justos, (Mateo 5: 45).
Cuando tú estás orando por lluvia, porque sembraste unos tomatitos ahí y unas cositas ahí en tu terrenito, y dices: -Dios mío, si callera lluvia. Mira qué seco está el terreno-. Pues, mira, al lado tuyo vive un mafioso que es un ladrón. Y, entonces  a él también le cayó la lluvia y dice: -Qué bueno que llovió-. Y tú, orando. Dios no es mezquino. Dios bendice, y estas leyes, cualquiera que se meta por ellas le trabaja. Sea bueno o sea malo esto trabaja. Dios no es mezquino. Sería bueno que tú seas bueno. Así que, si tú eres bueno, te portas bien y a la misma vez usas estas leyes, te van a trabajar a favor tuyo.
Entonces, fíjate, lo importante aquí es tu boca, que tú hables. Aunque piensen que estás medio loco, porque a veces tú vas en el carro, -yo no recibo esto-. A veces se te está acabando la gasolina, se te olvidó echarle gasolina, –¡ay, padre! Y, empiezas ahí: -Confieso que llego, padre. Confieso que llego hasta allá-, y entonces, el que va al lado, te mira.
Al lado de mi casa, antes no había casas y yo podía caminar, y hablar, y no me veían; pero ahora hay como siete ventanas para acá. Y yo, a veces, estoy caminando por la mañana, haciendo ejercicio, y estoy: -Yo digo, Padre, gracias por esta palabra. Señor, yo digo, que llega, Padre. Recibo, Padre, que están reinando en vida en tal lugar-. Y, yo voy hablando y los labios se notan, y esa gente deben estar locos, –oye, ese tipo habla solo-.
Si fuera a meditarlo, yo cerraba mis labios y lo meditaba y lo pensaba, pero es que la receta es: Creí por lo cual hablé. Creí por lo cual falé, hablé. Hay que hablar.
Diga: Hay que hablar. Diga: Yo hablo. Diga: Yo estoy bendecido. Yo estoy sano. Yo estoy enriquecido. Yo tengo todo gozo. Tengo paz.
¿Tú sabes lo que significa paz? Ausencia de tenciones. ¿Tú sabes lo que es paz? Jesucristo iba en una barca y vino una tormenta, y él estaba durmiendo, y los 11 dijeron: –Oye, pero este hombre, cómo puede estar durmiendo en medio de una tormenta-. Es que él estaba en paz y el que tiene paz, aunque haya una tormenta afuera, está tranquilo, no lo refleja, su rostro no lo refleja.
Usted vive en un mundo de gente en tención. Aquí en Miami es un sitio maravilloso para ver tenciones en la radio, y ver todo tipo de quejas, la gente quejándose. Cómo se queja la gente. ¿Verdad que sí? Pero, usted no puede imitar eso. Usted tiene que reno… “Renovaos en el espíritu de vuestra mente, por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta”, (Romanos 12:1 y 2; Efesios 4:23).
Entonces, la palabra hay que confesarla. Dice: “Conforme a lo que está escrito, teniendo el mismo espíritu de fe.” Tú tienes que decir: -Yo tengo dominio propio. Yo tengo dominio propio. Pablo dice, que cada uno sea dueño de sí mismo, (Tito 1:8). -Yo soy dueño de mí mismo. No me voy a quejar. Si el doctor dice que tengo esto, voy a proceder con calma para que la enfermedad se asuste. No me voy a desesperar. Mi calma le va a decir a mi cuerpo, le va a enviar mensajes. La posición de mi espíritu es tan poderosa que mi cuerpo no la va a resistir. ¡Hello! 
-Pastor, ¿y qué, que son dos diferentes?  Vamos a buscar en Gálatas 5:17, para que tú veas toda la información que hay ahí. Porque tienes que tener este tipo de información para que sepas defenderte de la contrariedad que existe también en ti.
Esto es un mensaje de reinado con sacerdocio, reinado con sacerdocio. Tú estás reinando en vida y ejerciendo tu sacerdocio, sacándole el polvo a tu sacerdocio. Hay bocas por ahí que están llenas de moho, las quijadas, casi ni habla. Hay que meterle aceite W-40 para que afloje la mandíbula, porque cuando te vienen problemas, tiendes a pensar y no a confesar. ¡Hello! Te pones a pensar en el problema y el problema te roba, te roba el aceite de la quijada, y te quedas callado, meditando en tu problema, en vez de darle confesión, darle palabra, -no te recibo. Yo digo que estoy bendecido. Sométete-.
Mira lo que dice aquí. Dice:
“Porque el deseo de la carne es contra, qué, el Espíritu,                                          y el Espíritu es contra, qué, la carne. Y, estos, diga: estos, se oponen en, qué, entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”
“Estos”, plural, no dice, uno. Tú no eres una masa de carne. Hay gente que dice: -Olvídate, tú eres una unidad perfecta-. No. Tú no eres una unidad, tú eres dúo, tú eres carne y espíritu. Y, entonces, tu carne es fiel a su naturaleza. Lo de la carne tuya es, ya tú la conoces, es hacerte un infeliz. A eso fue enviada ella, a hacerte un miserable. ¿Tú quieres ser un miserable? Simplemente sé tú. Se tú mismo.
La carne quiere oponerse, la carne no se puede dar el lujo que tus vivas conforme al espíritu. Tú no ves que en tu espíritu es un tesoro, ahí hay bellezas. No es que Dios va a enviar bellezas es que ya las envió, están ahí dentro. Tú tienes todo tipo de provisión dentro de ti, en tu espíritu. ¿Tú sabes lo que Pablo dijo? “Tenemos este tesoro en vaso de barro”, (2 Corintios 4:7).
Y, entonces, la carne qué, se opone. Diga: Se opone. Pero, qué dice ahí, ¿que el Espíritu también se opone?
Dije, el miércoles y ayer, del ejemplo de los dos perritos. Del jovencito que fue donde el anciano, y le dice:
 –Papá, abuelo, ¿cómo ha sido su experiencia cristiana?-, él recién llegó a la iglesia.
Y, entonces, estaba hablando con un anciano que llevaba más de 60 años leyendo la biblia, y le dijo:
-Dígame una cosa, ¿cuál es la experiencia? ¿A qué conclusión usted ha llegado?    
Y entonces el anciano, le dijo:
-Mira, mi amor, esto es una lucha diaria. Esto es como si tú tuvieras dos perritos, uno se opone para acá y el otro se opone para allá. Vamos a decir, el perrito blanco representa al Espíritu y el perrito negro representa tu carne, y estos se oponen a diario.
Y el jovencito, le dijo: -Pero, ¿quién gana?
Y el anciano, le dijo: -Depende a quién yo le esté dando más comida. ¡Hello!
Entonces, si tú, imagínate, el miércoles dices: -Está lloviendo, no voy.
Llega el domingo, y te sientas por allá detrás, y viene y se te sienta un bendecido de esos que le gusta hablar mucho, y te dice: -Mira esto está caliente, afuera. Ten cuidado.
Y, entonces, la comida pasándote por al frente así. Y, entonces, no alimentas tu Espíritu. Pero, si tú alimentas tu Espíritu, como en esta mañana lo estás haciendo, que te felicito, vas a levantar una confesión, un poder. Porque, mira, en tus manos es que está el asunto. Él ya te bendijo. Ya tú estás completo, “con una sola ofrenda te hizo perfecto para siempre”. Está en tus manos, pero tienes que tener cuidado qué tipo de espíritu te está acompañando. Porque ahí dice: “Teniendo el mismo espíritu de fe”, pero hay otros espíritus que se meten.
Por ejemplo, espíritus de tristezas. Ese que rompió con la novia y se busca una musiquita: Por qué me abandonaste. Tú sabes, a mí me gusta todo tipo de música secular. Me gusta Luis Miguel, el otro, el otro, todo tipo de música que sale por ahí, todo talento, yo los admiro porque son los talentos de Dios. Pero, el problema es que hay unos boleritos de esos, que te colocan en otro espíritu. Entonces, te hacen débil.
Entonces, tienes que tener cuidado, qué tipo de música está penetrando, porque esa música te coloca en un estado de debilidad. Aquí todos somos débiles, en carne, pero no te puedes recostar mucho de eso. Cuando tú ves un individuo que dice, –chico, no me mires conforme a la carne. Mira, no seas tan legalista, que tú sabes que somos débiles-, y siempre defendiendo a la debilidad. No puedes recostarte, porque débil tú eres, imagínate que te metas en un espíritu, -no, yo soy débil-.
Tienes que meterte, “el mismo espíritu de fe. La carne se opone y el Espíritu se opone también”. La carne se opone, y tú te opones. Tú tienes que pelear contigo mismo: -No te recibo-; cuando te sientes mal, cuando estás en las cuatro paredes, cuando te quedas sin trabajo, y de momento viene, no pobreza, escasez. Y estás en tu casa, y de momento, tu mamá se enfermó, noticias malas de tu país. Y, estás encerrado, y de momento, el esposo llegó y te maltrató, te hablaron mal, alguien no te entendió. Porque, recuerda que tú eres un ser de muchas necesidades. Tú necesitas tanto amor.
Yo he sido una persona de mucha necesidad de amor, y yo lo sé, quiere decir, que eso es una debilidad mía. Y, entonces, tengo que tener cuidado porque me puedo poner medio melancólico. Tú sabes, que me cojan pena, que me pasen la mano, porque depende el espíritu, tienes que conocerte bien conocido. No te puedes engañar.
Y, entonces, todos nosotros somos personas con muchas necesidades, necesidad que se nos reconozca, que alguien venga y te diga lo mucho que tú te has esforzado, y lo bien que lo has hecho. Cómo te gusta, cuando alguien te alienta y hablan bien de ti. ¿Verdad que sí? –Oye, te felicito, chico. Me gusta tu personalidad. Me gusta cómo tú logras las cosas. Me gusta cómo tú vistes. Oye, dónde tú te peinas. Dónde esto. Esa ropa, dónde la compras-. Oh, qué bien te sientes. ¿Verdad que sí? Qué bueno que nos hagan sentir así.
Pero, no todas las veces es así. A veces tú estás encerrado, esa dama que está encerrada en la casa ahí, que está atribulada, se siente sola, sale llorando y se desahoga en llanto. Y, eso a veces es bueno, llorar, pero, después que termines de llorar, tienes que buscar un buen espíritu. “Teniendo el mismo espíritu de fe, como está escrito: Creí, por lo cual hablé.”
Tienes que hablar, porque si no hablas, te come la miseria. Si no hablas la palabra de Dios, vas a pasar sustitos, con todo y bendecido que estás. Mira que tú estás bendecido, y completo, y libre del diablo, y libre del pecado, y libre de la ley, y libre de condenación; pero, Dios dejó algo para que tú hagas. No quiere tus obras, sino “frutos de labios que confiesan su nombre”, (Hebreos 13:15). Eso es todo lo que él te dejó. Por eso es que  él dijo: “Mi carga es ligera y fácil de llevar.”
Imagínate, cuando yo viajo, estoy tres días, cuatro días, yo ando con una maletita con dos rueditas y un bultito aquí. Más nada llevo. Voy por el aeropuerto, tranquilito, y con esa maletita, ahí yo llevo un libro que se llama el evangelio, y con eso, yo hago felices a las naciones. Lo que yo llevo, a mí no me lo pueden robar, y yo cambio vidas, cambio naciones, cambio vidas, cambio el rumbo de personas enteras, y lo que yo llevo, no me lo pueden robar. ¿Tú sabes por qué? Porque es un libro que casi nadie lo entiende. (aplausos)
Entonces, yo tengo un descodificador, que yo me meto aquí, y le saco la codificación, porque este es un libro fastidioso, sabes, a la misma vez. Este es uno de los peores libros que se han escrito. Esto es un libro que tiene la habilidad de fastidiar tu vida y chuparte el gozo y la vida, y destruirte y dejarte seco como una hoja vieja, en la letra. La letra mata. Pero, yo tengo la interpretación de darle a la letra, vida y entonces esa es la gracia de Dios. Y, cuando yo llevo eso y se lo doy a una ancianita que está por allá, destruida, que está esperando que el cura vuelva para darle una misa. Y ya está cansada de hacer así (persignarse) y de prender una velita, y orarle al Señor, y al santo de su devoción.
Y, entonces, cuando yo llego y le digo: -Abuela, usted es una bendecida con toda bendición. Mire, ahí adentro, su espíritu, Jesucristo lo hizo perfecto para siempre. Usted está más que bendecida. Hay ángeles a favor suyo-, y de momento, esa abuelita empieza a abrir la boca.
Como me dijo una, allá en Honduras, que me dijo:
-Pastor, cuando yo lo oí por primera vez a usted, dije, ese es un falso profeta, habla diferente-, y comencé a orar para que las antenas de esa emisora se cayeran, Radio Gracia. Y, empezó a ayunar y montaron una cadena, una vigilia. -Que se destruya esa antena, que se caiga, que no hablen más esa basura por las ondas radiales-, y de momento vino el huracán  Mitch, y ella dijo: -Bueno, si los ayunos no pueden, Mitch lo hace-, y Mitch no pudo.
Y, cuando ella vio que la antena no se cayó, dijo: -Oye, tiene que haber algo ahí-, y se puso a escuchar. Mira, abrió el oído, y el ancla entró, y ahora, la viejita me dice: -Tengo un clase de gozo encima, pastor-. (aplausos)
Ella vende golosinas en un carrito y dice: -No vendo nada, pastor, porque es que me pongo a hablar de esto y se me olvida.                       
             

No hay comentarios:

Publicar un comentario

poetachebonilla@gmail.com