22 jul 2010

TIO CONEJO SE CASA POR LOS TRES GOLPES






Tío Conejo había sido soltero por muchos años y había echado mucha broma en esta vida, ya estaba cansado de vagar solo y sentía que ya estaba maduro para sentar cabeza, tener una esposa y formar una familia, con numerosos hijos, como acostumbran los conejos. (Tío Tigre si tenía esposa hacía ya mucho tiempo y tenía varios hijos).
Sin embargo Tío Conejo no quería tomar una decisión a la carrera y fue y solicitó el consejo de Tío Búho quien era un gran psicólogo. A eso de las seis de la tarde llegó a su clínica y le expuso la razón de su consulta:
-Tío Búho, que le parece que he decidido casarme con una buena animalita.
-Me parece muy bien Tío Conejo,¡Ya era hora! Todos nos hemos casado y el único que queda solo por ahí es usted, vagando sin rumbo fijo.¡Lo felicito! Y ¿quién es la afortunada novia?
-No, Tío Búho, aún no sé quien ha de ser mi esposa, por eso he venido a pedirle ayuda, ya que no tengo muy buena cabeza para escoger bien. Quiero dejar en sus manos la escogencia de las candidatas y que usted me las presente, luego yo decido con cual me caso.
-Está bien Tío Conejo, mañana mismo haré correr la voz por todo el pueblo que usted anda buscando esposa, ya verá como llueven las solicitantes.
-Bueno Tío Búho, hasta mañana espero noticias suyas, solo exijo que la aspirante sea bonita y trabajadora; deberá pasar tres días en mi casa para conocerla y saber lo que hace. Puede ir con su mamá o con una hermana.
A los dos días siguientes las planillas que Tío Búho había repartido estaban llenas y había numerosas pretendientes.
La primera que se presentó fue una tal Tía Gallina Irrogó, pobre, viuda y con cinco pollitos. Tío Conejo la recibió y le dejó el maíz para que hiciera las arepas, pero cuando regresó en la tarde, no consiguió ni arepas ni maíz, la gallina y los pollitos se habían comido todo. Con mucha pena pero cortésmente Tío Conejo la despidió y le dio unas flores de regalo.
La segunda fue la solterona Tía Iguana Monzón, que era muy hacendosa y ponía muchos huevos sabrosos, pero cuando Tío Conejo fue a abrazarla, lo pinchó con las púas que tiene en el lomo y él comprendió que no podría vivir así: pinchado todo el tiempo fue asimismo que le dijo adiós y le regaló unas frutas de recuerdo.
La tercera fue la señorita Trinitaria hija de Tío Búho, pero a ella le gustaba trabajar y estudiar de noche con una vela prendida y dormía de día y Tío Conejo no podía pasar las noches desvelado, pues el tenía que trabajar todos los días, así es que ¡Chao Pescao!
La cuarta fue La perrita Tarrina quien lo vivía persiguiendo y ladrándole, Tío Conejo no podía vivir en tamaña zozobra.
Así sucesivamente fueron pasando una a una todas las animalitas del bosque, por ejemplo: la rana Ivana brincaba mucho y sobresaltaba a Tío Conejo, La yegua Mendruga era muy grande y relinchaba muy feo, eso sí era muy rica, Tío Conejo lo pensó tres veces antes de despedirla pero que va esos relinchos no los soportaba nadie, la cerdita Machina era muy cochina, siempre tenía la casa sucia todo el tiempo. La mariposa Choriza era muy romántica y lo aburría con sus poemas y canciones de amor, además quería vivir con cinco primas iguales a ella. La lora Leedora era muy pero muy chismosa y vivía metida en líos con los vecinos. La tigra Migra y la zorra Andorra, le producían miedo porque querían comerse a Tío Conejo, constantemente lo estaban cazando, para lanzarle el zarpazo al menor descuido. Éste estaba muy triste y se decía:
- Será que estoy destinado a ser soltero toda mi vida. No consigo una esposa que me cuadre, para mí todas tienen defectos. No podré casarme nunca.
Una tarde llegó al pueblo una familia de Conejos de Monte y entre ellos venía una linda conejita marrón, llamada Rosa, con los ojitos grises y cuando Tío Conejo la vio, se volvió loco de amor, al fin había encontrado una joven que se parecía mucho a él. Tío Búho dio la aprobación de la bella joven a Tío Conejo y decidieron que se casarían.
Pero Tío Conejo no contaba con la familia de la Conejita Rosa, que eran una pila de flojos, a quienes no les gustaba trabajar y en tres días acabaron con las provisiones de Tío Conejo, se comieron las zanahorias, los ñames, los ocumos, las papas, el maíz, dejaron la despensa pelada y además toda la grama del jardín, dejaron la ropa tirada por toda la casa, la conejita Rosa, hacía lo que podía pero no le alcanzaba el día para recoger el reguero, fregar platos, cocinar y limpiar la casita.
Tío Conejo fue muy angustiado a preguntarle a Tío Búho que podría hacer con ese problema tan grande que se le había presentado y tío Búho le sugirió lo siguiente:
-Dile a Rosita que tú te casarás con ella no con su familia, que si éstos no se van, no habrá boda, porque tú no puedes mantenerlos a todos.
Tío Conejo habló con Rosita y le expuso su situación, pero Rosita lloró mucho y le dijo que toda la vida había vivido con sus padres y sus hermanos y ella no era capaz de correrlos. Tío Conejo descorazonado fue a hablar de nuevo con Tío Búho y le contó lo sucedido. Éste le dijo que no buscara comida y que no les diera nada para ver si buscaban que hacer.
Así lo hizo Tío Conejo y los familiares de Rosita se pusieron bravos con él y lo amenazaron con llevarse a su hermana, si Tío Conejo no trabajaba para ellos. Tío Conejo muy triste tomó una decisión: Perdería a Rosita, pero se libraría de ese poco de vagos. Esa tarde la coneja Rosa y toda su familia que eran como diez, se despidieron de Tío Conejo y cogieron su camino.
Tío Conejo, quedó tristísimo pero no podía echarse para atrás, o tendría que cargar con esa familia para siempre y el no estaba dispuesto a eso. Se sentó a la puerta de su casa en una gran piedra que estaba allí a ver hacia el sendero por donde se había ido su amada Rosita, cuando de pronto vio una nubecita de polvo que se levantaba en el atajo y distinguió a Rosita que venía corriendo con los bracitos abiertos a encontrarse con él y le dijo:
-Me escapé de mi familia para casarme contigo, ellos siempre me han tenido como su sirvienta y ya es hora de que yo sea feliz, te amo Tío Conejo.
- Y yo a Ti mi querida Rosita, prometo que te haré la más feliz del mundo de los conejos.
Esa tarde fueron a hablar con Tío Búho, que además de psicólogo era el juez de paz de la comarca y esa misma tarde se casaron por el civil.
Tío Conejo hizo una fiesta que duró ocho días, todos los animales del bosque acudieron y les trajeron muchos regalos.
La rana, el grillo, la cascabel, la chicharra, el sapo, los patos y los pájaros, junto con el gallo y la gallina, armaron una orquesta y bailaron todos al son de tan tierna música, la yegua era la solista, con su voz de mezzosoprano.
Todas las que habían sido candidatas a novias de Tío Conejo, le bordaron el traje de novia a Rosita La Conejita para la boda por la iglesia y el zamuro que era el cura los casó con gran alborozo de todos los asistentes.
Los papás y hermanos de Rosita se devolvieron para estar en las bodas, pero no se iban a quedar a vivir sino que continuarían su camino por el monte.
Han pasado varios años y Los Tíos Conejos han sido muy felices, han tenido varias camadas de conejitos, pero entre todos sobresale uno que se parece mucho a su papá y es gran amigo del hijo de los Tíos Tigres, quizás la historia de Tío Tigre y Tío Conejo se repita algún día.

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